LA REALIDAD DE LA SALVACIÓN

“Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:10).

En este tiempo de Navidad, muchas personas, incluidas las que no creen, expresan bondad y amabilidad a los demás; pero la salvación de Dios no es el fruto de ninguna buena obra, sino de la gracia de Jesucristo: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, 9 no por obras, para que nadie se jacte.” (Efesios 2:8-9).

La salvación es el milagro más grande de todos. Cuando crees en Jesús y le confiesas como Señor de tu vida, recibes la vida y la naturaleza de Dios.
En ese instante, despiertas a la paternidad de Dios; y te conviertes en un hijo de Dios, en el sentido legal y vital. Entonces pasas a ser un participante de la naturaleza divina, por ello nunca cambies el honrar a Dios por agradar al hombre.

Comparte esta buena noticia con todas las personas de tu entorno que no conozcan al Señor. Diles que no tienen que intentar contentar a Dios con sus buenas obras; y que todo lo que necesitan para experimentar la realidad de la salvación es creer en Jesucristo, y confesarle como Señor de sus vidas.