UNA IGLESIA EMPODERADA
“En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos. Ora de ese modo por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos tener una vida pacífica y tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad.” 1 Timoteo 2:1-2
*La Iglesia es, hoy en día, el único poder que detiene al mal en el mundo* (2 Tesalonicenses 2:7). Por ello, debes centrarte en orar y no en lamentarte. Si no oras por tu nación, por sus líderes y por sus habitantes, ¿cómo habrá justicia, paz y prosperidad?
Si quieres liberar a tu nación de la corrupción y de los líderes corruptos, Dios dice que ésta es la manera de hacerlo; y no criticando y causando revueltas.
Acepta el reto y asume la responsabilidad de la oración. Ora fervientemente en el Espíritu por tu nación y sus lideres, así como por la nación en las que vivas o trabajes.
Declara que la justicia de Dios prevalece y que su gloria descansa sobre los corazones de los hombres.
Recuerda, somos nosotros los que ejercemos poder en las naciones, y los que tenemos autoridad para dirigir su curso, por medio de la oración.