LA FRENTE EN ALTO
“Cristo en mi, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27).
En este tiempo de celebración, especialmente después de todo lo que ha sucedido este año, puede ser que te preguntes “Verdaderamente, ¿qué tenemos que celebrar? La vida ha sido muy difícil”. Si piensas y hablas así, tu vida irá en la dirección errónea.
No pongas tu mirada en las circunstancias. Fija tu mirada en Jesús. Cuanto más te aferras a Jesús, mejor comprendes quién eres, más claramente ves lo que te pertenece y entiendes cuáles son tus capacidades por los dones que el Espíritu Santo ha puesto en ti.
Entonces puedes discernir que las circunstancias de la vida no son más que meras sombras. Y *nadie pone su mirada en una sombra para saber quién es o qué apariencia tiene*. Simplemente fija tu mirada y tu confianza en el trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibirás Su misericordia y encontrarás la gracia que te ayudará cuando más la necesitas.
No importa cuáles hayan sido tus experiencias; la realidad es que Cristo vive en ti, y esto significa que hay gloria en tu vida.
¡De esto trata la Navidad! La Navidad significa que Cristo vive en ti, y Él es la gloria de tu vida.
Él vino por ti, para vivir en ti y a través de ti. ¡Acepta esta verdad! Acepta lo que Dios dice sobre ti. Acepta lo que Dios ha hecho en ti, ¡y medita en ello! Ten la confianza para afirmar: “Ahora Cristo vive en mí, y jamás fracasaré.
Yo soy victorioso por siempre, y mi vida expresa a diario y en todo lugar la gloria y la justicia de su glorioso Reino”.
En este tiempo de Navidad, medita en la verdad de Dios. Medita en quién eres y en la herencia que has recibido en Él. Eres un éxito. Eres portador de prosperidad, salud, paz y seguridad.
Él te ha dado una vida extraordinaria para que tu caminar sea con la frente en alto. Créelo, decláralo, y vive en consonancia con ello.