¡GANA TUS BATALLAS!



“Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos” (1 Timoteo 6:12).

No hay muchas personas que comprendan cómo se pelea; y con ello no me refiero al combate físico, sino a la batalla de la fe.

*La batalla de la fe es el conflicto entre las circunstancias temporales transitorias terrenales, y las realidades espirituales.*

Se trata de la aplicación de nuestra fe contra las rebeldes circunstancias temporales a fin de causar cambios que sean coherentes con nuestras obstinadas proclamaciones de fe.

No se trata de una batalla con el diablo, sino de una batalla en tu corazón con la finalidad de vencer los obstáculos a los que te enfrentas en la vida. Es una batalla que has de vencer.

El apóstol Pablo se refiere a ella como una buena batalla, porque es honorable y porque has de vencer. Y al referirse a la manera de pelear esta buena batalla, te manda que eches mano de la Palabra de Dios, y que te afirmes en tus confesiones de fe, sea cual sea la oposición a la que te enfrentes.

Hay un adversario que pone todo su empeño en que las cosas no te vayan bien. El mundo también es hostil a la fe, y hostil al Reino de Dios. Pero Jesús dijo: “Confía en mi, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Y puesto que Él venció al mundo, tú también has de mantener al mundo en ese lugar por medio de tu fe. Esa es la batalla.

No estás intentando vencer al mundo, pues Jesús ya lo venció. Lo que has de hacer es disfrutar, por fe, la victoria que Cristo obtuvo en tu nombre.

El nos dijo: “Miren, les he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo; pueden caminar entre serpientes y escorpiones y aplastarlos.

Nada les hará daño.” (Lucas 10:19). Así pues, estés donde estés, eres un vencedor. Los sabes e insistes en ello. Puedes hacer lo que otros dicen que es imposible.

No importa a qué te estés enfrentando en la actualidad. Ya se trate de tu salud, de tus finanzas, de tus negocios, de tu trabajo, de tu familia o de tus estudios; has de decir: “Yo soy un vencedor en el nombre de Jesús.

*DECLARA CON VOZ AUDIBLE*
Mi vida prospera porque mi alma e prospera. ¡Yo siempre venzo, en el nombre de Jesús!” Vivo en la gloria y en la fortaleza de Cristo, con la valentía del Espíritu. Tengo su gracia y el poder de su fuerza cuando ejerzo mi fe contra las circunstancias rebeldes del mundo y las obligo a alinearse y someterse bajo el nombre que es sobre todo nombre, el nombre de Jesús!