LO MEJOR ES PARA DIOS



“Honra al SEÑOR con tus riquezas y con lo mejor de todo lo que produces. Entonces él llenará tus graneros, y tus tinajas se desbordarán de buen vino” Proverbios 3:9-10

Darle primero a Dios nos ayuda a moldear más nuestros corazones conforme el corazón del Padre que no escatimó a su propio hijo para darlo a cambio de cada uno de nosotros. Dar nos hace conquistar la avaricia, y nos coloca en el lugar de sus bendiciones, su protección y fruto.

Recuerdo que una vez fui por un helado y delante de mí en la fila estaba un papá con su hijo pequeño al cual le acababa de comprar un helado, y le dijo: “¿me das una probadita?”,   y el niño asentó un ¡No! rotundo girando su cabeza hacia ambos lados.

El Rey David entendía perfectamente el principio de mayordomía y le dijo a Dios:  *”Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.”*

Muchas personas acostumbran dar las sobras a Dios. Si les queda algo después de pagar las cuentas, entonces dan. Pero olvidan que Dios es el Señor de las primicias, no de las sobras.

Esto demuestra que Dios, no las posesiones, tienen el primer lugar en nuestra vida y que nuestros recursos le pertenecen a él.

Aquel  que quiere retener, no está alineado con la voluntad de Dios porque toda Su creación; nubes, tierra, flores, etc. fueron creadas para dar. ¿Quién quisiera tener una vaca que no da leche, una tierra que no produce fruto, una colmena que no produce miel, o un vendedor que vende?

El que no muestra ser fiel en lo poco nunca podrá ser mayordomo de más, ni tampoco accederá a las verdaderas riquezas (Lucas 16:11). Mas aquel que es generoso en dar, cosechará con la medida que Dios da y se llama  abundancia.

Decide romper con  toda condición de escasees, y comienza a probar a Dios como el mismo dice en el libro de Malaquías 3, y verás como, El abrirá las compuertas de los cielos tan abundantemente que la palabra “carencia” será borrada de tu diccionario.

Aprende a dar alegremente y el corazón de Dios no se detendrá en recompensarte con su amor y multiplicación del mismo fruto que sembraste.