LA PALABRA ES DIGNA DE CONFIANZA



“Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad” (2 Pedro 1:16).

La Palabra de Dios es absolutamente digna de confianza. Mateo 24:35 dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.
Las Escrituras son sin duda alguna la Palabra de Dios. Son el relato de Jesucristo y su obra redentora; el relato de su muerte, sepultura, resurrección y ascensión a la gloria.

Las Escrituras por completo son la crónica de todo lo que Él realizó como obra redentora, todo lo que Él llevo a cabo por nosotros, y el testamento que ha sido sellado a través de su muerte.

Estos relatos no sólo son auténticos y dignos de confianza, tal como los encontramos en las Escrituras, sino que además nos han sido comunicados para que vivamos por ellos.

Por ejemplo, Pedro, en su primera epístola, hace referencia a la narrativa de Mateo 17. Él explica cómo ellos (Pedro, Santiago y Juan) fueron testigos de la majestad de Jesús, en su transfiguración.

Vieron cómo el rostro de Jesús resplandeció como el sol y sus ropas deslumbraban. Vieron también a Moisés y a Elías aparecer en aquel monte. E incluso escucharon esa voz del cielo que dijo: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia” (Mateo 17:5).

Con todo, por el Espíritu nos dice: “Tenemos y también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Pedro 1:19). Aunque fueron testigos directos de aquella gloria, él afirma que hay algo mas cierto y digno de confianza que su experiencia.

Es decir, más allá de la belleza y la gloria de lo que experimentaron en aquel monte, Pedro sabía que la Palabra era más segura.

Aférrate a la Palabra de Dios. Ella es más segura que cualquiera de nuestras experiencias. Si sientes síntomas de dolor o enfermedad en tu cuerpo, no cedas. La Palabra es completamente digna de confianza.

Te podrá dar la impresión de que no está funcionando, e incluso podrá parecer que nada está cambiando, ¡pero aférrate a la Palabra!

Sigue declarando la Palabra de Dios a propósito de esa situación, hasta que en tu espíritu tengas testimonio de tu victoria.

*Oración para la Acción*
Querido Padre, gracias por el poder de tu Palabra eterna. Ella obra en mí hoy, y produce el fruto de lo que declara. Yo la he recibido como una palabra profética segura, para vivir y edificar mi vida con ella. Por el poder de tu Palabra, yo peleo la buena batalla de la fe hoy, y venzo a diario, en el Nombre de Jesús. Amén.