SUTILES Y PODEROSAS SEÑALES



“Y la séptima vez el criado le informó: Desde el mar viene subiendo una nube. Es tan pequeña como una mano. Entonces Elías le ordenó: Ve y dile a Acab: “Engancha el carro y vete antes de que la lluvia te detenga”. (1 Reyes 18:44).

Tras tres años y medio de sequía, Elías comenzó a orar a Dios para que se abrieran los cielos, y viniera la lluvia. Varias veces, durante su tiempo de oración, envió a su sirviente a comprobar si había indicios de lluvia.

El joven sirviente regresaba  una y  otra  vez con  noticias  negativas, diciendo: “Señor no hay señal alguna de que vaya a llover”. Sin embargo, la séptima vez el sirviente regresó diciendo:  “No sé  si  esto  es  relevante,  pero se aprecia pequeña nube como la palma de la mano de un hombre”.

En ese momento, Elías se puso de pie y dijo: “¡Eso es!”. El no había visto más que una pequeña nube, pero eso es todo lo que Elías necesitaba; comprendió que ya lo había conseguido y fue capaz de discernir ese indicio que diferenciaba la  situación.  

¿Puedes  tú  observar  algo  diferente  en  tu vida? Igual que Elías, decídete a percibir ese ‘indicio’ como una prueba de que ya tienes la victoria. No  esperes;  afirma  de  manera  inmediata  y reiterada tu victoria en Cristo.

Declara tu victoria una y otra vez, con la seguridad de que la Palabra de Dios y su vida en ti, te han hecho íntegro y perfecto en tu cuerpo, vida y circunstancias.

Aprecia la obra de Dios en tu vida y a tu alrededor, y agradécele. No permitas que tu mente  se  sature de preocupaciones que te impidan recibir las señales que Dios te envía para guiarte y manifestar Su poder y todos Sus beneficios sobre tu vida y de aquellos que te rodean.