DISFRUTA AL ESPÍRITU SANTO


 
“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes” (2 Corintios 13:14).

Mientras que el Espíritu Santo no se convierta en una realidad vital en tu vida, serás una persona ordinaria. Es el Espíritu Santo el que te traslada a la comunión con Dios y te santifica.

Vive en verdadera comunión con el Espíritu Santo. Habla con Él, escúchale, y relaciónate con Él.

Imagínate que una familia se acaba de mudar a tu vecindario, y viven muy cerca de ti.
Si quieres hacer amistad con algún miembro de esa familia, deberás poner un cierto empeño en conocer a esa persona y relacionarte con ella.

Entonces te presentas y entablas una conversación. Todo lo que haces para familiarizarte con esa persona, significa que la valoras, y que merece tu atención.

De la misma manera, es preciso valorar y reconocer al Espíritu Santo.
 
Curiosamente, la palabra traducida como ‘espíritu’, tanto en hebreo como en griego, significa literalmente ‘viento’ o ‘aliento’. Pero esto no significa que el Espíritu Santo sea viento.

Él es una persona, y vive en ti. Tú estás en Él, y Él está en ti, lo que significa que no necesitas buscarle para poder tener comunión con Él.

 Él conoce tus pensamientos, pero no obstante tendrás que hablar con Él, porque los pensamientos sólo se materializan cuando se vocalizan. Así pues, habla con el Espíritu Santo y recibe de Él.

Cuando comiences a disfrutar de esta gloriosa y maravillosa comunión con el Espíritu Santo, te darás cuenta de que, de hecho, Él es el mejor amigo que se puede tener, ¡y el mejor maestro que existe! Él te enseña sobre tu ministerio, tus negocios y finanzas, tu familia y tu salud, etc.

Él te enseña sobre todas las cosas, hasta el más mínimo detalle de tu vida. Y además Él te guía con su poder, a fin de que siempre estés en lo más alto. ¡Jamás en desventaja; siempre victorioso! ¡Aleluya!