SIEMPRE DANDO GRACIAS EN TODO



“Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5:18).

Sean cuales sean las crisis o circunstancias a las que te enfrentes en la vida, la voluntad de Dios es que siempre mantengas una actitud de agradecimiento.

Para los que aman a Dios todo obra para bien por lo cual nunca nos podremos encontrar en desventaja (Romanos 8:28).

El verdadero cristianismo es vivir por fe en la Palabra de Dios; y con ella siempre estamos agradecidos y le damos gloria a Dios, no por lo que esperemos que Él vaya a hacer, sino por *TODO LO QUE YA HA HECHO*.

Con las escrituras comprendes que no hay nada que Dios no haya ya consumado por ti; pues ya te ha concedido todas las cosas, y te ha hecho conforme a su semejanza.

Este entendimiento debe motivarte a glorificarle siempre y en todo lugar. Alguien se preguntará: “¿Acaso he de dar gracias por los problemas y desafíos?” Las Escrituras no nos dicen que demos gracias “*por*” esas circunstancias; lo que dice es que demos gracias “*en*” toda circunstancia.

En otras palabras, sea cual sea la situación, da gracias. No importa lo que pueda estar sucediendo en tu vida o a tu alrededor; dale gracias a Dios, sabiendo que Él ya te ha concedido la victoria.

Cristo en ti te concede el triunfo siempre y en toda circunstancia. Así pues, cuando nos manda que demos gracias en todo, es con este entendimiento.

La Biblia dice: “Y todo lo que hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios Padre por medio de él.” (Colosenses 3:17).

Este estilo de vida de gratitud activa las bendiciones y la gracia de Dios en tu vida.

Santiago 1:2 dice: “Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho”. No dice: “Clama a Dios para que te rescate de esas pruebas”. Esto es así, porque no hay nada en la vida que pueda enfrentarse a ti con éxito. Todo lo que existe - vivo o inerte - te ayuda a bien y a la victoria. Éste es el motivo por el cual debes estar siempre lleno de gozo, dando gracias al Señor.

Comienza dando gracias cuando cierras tus ojos por la noche, y los abres por la mañana, gracias por cada alimento que ha puesto en nuestra mesa, gracias por nuestra iglesia, agradece y bendice siempre tus autoridades espirituales porque de ahí surge el alimento para que todo el cuerpo se nutra en dirección y amor fraternal.