LIBRE DEL RENCOR



“Así que a quien ustedes perdonen, yo también lo perdono. Y se lo perdono, si es que hay algo que perdonar, por consideración a ustedes en la presencia de Cristo; no vaya a ser que satanás se aproveche de nosotros, pues conocemos sus malignas intenciones.” (2 Corintios‬ ‭2:10-11‬ )RVC‬‬

Aquí,  el Apóstol  Pablo, por el  espíritu  de  Dios,  subraya la importancia de perdonar a los demás, a fin de que satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros.

El perdón permite  que la paz de Cristo reine en tu corazón.

Hay personas que se han apartado de la iglesia porque se sintieron ofendidos. Otros incluso han abandonado sus trabajos a causa de algo que les ha enojado. Y hay otros que han guardado rencor contra familiares cercanos u otras personas durante mucho tiempo, sin comprender el efecto destructivo que esto tiene en sus propias vidas.

Sé un hacedor de la Palabra. No albergues enojo en tu corazón; ¡échalo fuera! Quizás digas: “Pero lo que esa persona me hizo, me ha causado un tremendo dolor”. No importa. Cuando eres lleno del Espíritu, en tu  corazón reinan  la paz, el  gozo  y  el amor,  sean cuales sean las acciones de los demás.

Considera lo que dice la Palabra en Santiago 5:13: “¿Está alguno entre ustedes afligido? Haga oración”. Observa  que  no  dice:  “Enfréntate  a  esa  persona,  y devuélvele el golpe”. Tampoco dice: “Cuéntaselo a todo el mundo”.

La palabra traducida como ‘afligido’ en este versículo, también tiene el significado de ser ‘agraviado’ u ‘ofendido’. La Biblia dice que ores en tales situaciones. No te equivoques, no desarrolles rencor.

La Biblia dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6), y así la paz de Dios reinará en tu corazón.

*Oración para la Acción*
Querido Padre, gracias por derramar tu amor abundantemente en mi vida. Yo comparto este mismo amor  con  las  personas  de  mi  entorno, amándolas incondicionalmente. Gracias por concederme la capacidad de perdonar y de amar como tú, en el nombre de Jesús. Amén.