¡ADMIRATE! ERES CREACIÓN PERFECTA



“Yo soy el Señor, tu Hacedor, el que te formó desde el vientre y el que siempre te ayudará. Y yo te digo que no temas...” Isaias 44:2

¿Sabías que eres lo más maravilloso en la creación de Dios? Después de que creara todas las cosas del primer al quinto día, Dios consideró todo lo que había hecho, y vio que era bueno (Génesis 1:4-25). Pero el sexto día, tras crear al hombre, la Biblia dice: *“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera…”*  (Génesis 1:31). Observa el énfasis.

Tú eres la perfección de la creación de Dios; lo más precioso que el mundo jamás ha conocido.
Tu vida está llena de belleza y excelencia; pues has sido creado a imagen y semejanza de Dios.

Quizás pienses: “Pero mi cabeza es tan grande; ¿cómo puedes decir que me parezco a Dios?” Estás poniendo tu mirada en lo que no es. Tu espíritu es precioso – ahí es donde vive Dios. Tu espíritu tiene la vida y la naturaleza de Dios; y él es el verdadero tú.

Vive desde tu espíritu. Pon tu mirada en tu espíritu, y contempla la asombrosa belleza de tu personalidad. Alégrate del hecho de que Dios te ha creado; pues todo lo que Dios hace es excelso. Eres una creación perfecta.

Nunca descubrirás el verdadero tú, ni la belleza y excelencia que hay en ti, hasta que te decidas a poner la mirada en tu esencia interior – en tu espíritu. No dejes que los sentidos físicos te controlen. Pon tu mirada en tu espíritu, y contempla la gracia de Dios que Él ha depositado en tu espíritu.

El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas (Santiago 1:18).

Tu vida manifiesta y resplandece con la justicia de Dios; pues eso es lo que eres. Estás lleno de amor y misericordia, pues el amor de Dios ha sido derramado en tu corazón por el Espíritu Santo.

Tú no eres esa persona irascible, infeliz y frustrada que tu mente  intentan hacerte pensar que eres. ¡Eres precioso! Podrás sentirte preocupado, porque piensas que tienes sobrepeso, o porque te parece que no ganas el suficiente peso. Nada de eso te ha de hacer infeliz, ni hacer que te desanimes.

Disciplínate, y no intentes parecerte a nadie. Debes estar orgulloso de ti  mismo. Eres pieza única, no hay nadie igual a ti, eres hechura perfecta de Dios y eres tan amado que dió a Su único hijo por ti.