PUEDES HABLARLE A CUALQUIER COSA



Y despertándose, reprendió al viento y dijo al mar: —¡Calla! ¡Enmudece!
Y el viento cesó y se hizo grande bonanza. Marcos 4:39

Las palabras de Jesús que acabamos de leer a propósito de que nuestras palabras de fe tienen poder y producen resultados son extraordinarias; pero aún hay más, y es que le podemos hablar a cualquier cosa. ¡Sí, A CUALQUIER COSA!

Toda la creación, tanto viva como inerte, tiene inteligencia. Esto es bien claro en la Palabra de Dios. Jesús le habló al viento y al mar e incluso a un árbol.

Cuando estudias el primer capítulo del Génesis, comprendes que todo tiene inteligencia. En el tercer versículo, la Biblia dice: “Y Dios dijo...” A lo largo del capítulo, vemos cómo Dios dio la Palabra y creó todas las cosas, las cuales recibieron inteligencia.

Por ejemplo, cuando le ordenó al agua que produjera peces, el agua retuvo esa instrucción y produjo los peces. Tanto el agua, como los peces que resultaron, quedaron conectados a la programación que la Palabra de Dios les dio.

Al hablarle a estos elementos, Dios les comunicó y les programó energía en su interior. Así pues, como
 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho (Marcos 11:23).

Cuando hables, asegúrate que lo que dices es coherente con la Palabra. Recuerda que tus palabras están impregnadas de poder y autoridad!

Háblale a tu cuerpo, a tus negocios, a las herramientas que usas en tu trabajo, a tu casa, a tu mobiliario, a tu auto, y a todo lo que tengas; pues todo tiene inteligencia. Declara lo que quieres ver, y lo que quieres que produzcan; y así será.

Usa tu boca y tus palabras para dirigir el curso de tu vida y programar tu vida para la excelencia; de victoria en victoria, y de gloria en gloria.

*ORACIÓN PARA LA ACCIÓN*
Mi vida es para la gloria de Dios. Yo camino en excelencia. El Señor ha perfeccionado todo en mi vida. Su gracia es sobreabundante en mí, y su poder hace que mis palabras se cumplan. Todos los días  camino en justicia, victoria y autoridad divina, en el nombre de Jesus ¡Amén!