LA VERDADERA HUMILDAD



“Dios bendice a los que son humildes, porque heredarán toda la tierra.” Mateo 5:5

La verdadera humildad no es pensar menos de sí mismo; es pensar menos en sí mismo

Las personas honran a un artista cuando reconocen la calidad de un cuadro. El cuadro es una expresión del artista, y este recibe la gloria que le pertenece al artista. El artista no es glorificado por el cuadro que se critica a sí mismo, si eso fuera posible.

De manera similar, honramos a Dios cuando honramos a las personas. Él lo toma como algo personal. Esto significa que cuando alguien me honra tengo una responsabilidad ante Dios.

En primer lugar, le doy gracias a Dios por el privilegio de ser honrado en Su nombre.

En segundo lugar, me doy cuenta que todo el honor que me han dado es inmerecido, en el sentido de que todo lo que es bueno no se originó en mí.

En tercer lugar, debo darle ese honor a Él, porque Él es realmente quien se lo merece.

Lo que No debo hacer es decirle a la persona que me está elogiando: “Oh, no soy yo; es Jesús”. Rechazar sus esfuerzos para honrar a Dios, al elogiarme es una deshonra para ellos, para Dios y para mí.

Debes aceptar la honra, aprende a disfrutarla sin aceptar los méritos por ella y, finalmente, entrégala.