LA SALUD DIVINA ES MI NATURALEZA



“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 1:2).

La sanidad es buena, pero lo mejor de Dios para ti es que andes en salud divina; ese lugar donde no necesitas sanidad, porque tenemos salud perfecta.

Hay quienes piensan que no es posible que alguien esté siempre sano. Considera que Jesús nunca estuvo enfermo. No leemos en ninguna parte de la Biblia que Jesús necesitara ser sanado de cosa alguna. Jesús disfrutó de una salud perfecta.

Ésta es la vida de la nueva criatura en Cristo Jesús. El entendimiento de que Jesús llevó tus enfermedades y dolencias es bueno. Sin embargo, hay un nivel más alto de conocimiento y entendimiento, con el que comprendes que al nacer de nuevo recibiste la vida eterna de Dios.

Ahora eres un participante de la naturaleza divina. Has recibido la vida de resurrección que está por encima de toda enfermedad y dolencia. Este conocimiento es nuestra nueva realidad y como nacidos de nuevo hay que llevarlo a la práctica siempre.