EL GRAN TESORO
“Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro.
Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos.” 2 Corintios 4:7
Nuestro cuerpo es un balance de componentes químicos, una mezcla entre agua y tierra así como se forma el barro o arcilla y por ello el apóstol Pablo nos compara con vasijas.
Sin embargo lo que agrega un gran valor a la vasija es lo que Dios depositó en cada uno de sus hijos. ¿Cuánto confía Dios en nosotros, y cuánto Él confía en lo que ha hecho en nosotros? Lo suficiente como para darnos al Espíritu Santo, el tesoro del cielo.
El Espíritu Santo es tan venerado en el cielo que Jesús nos advirtió que blasfemar contra Él es acceder al juicio eterno. Si bien el Espíritu Santo no habla de sí mismo, tanto el Padre como el Hijo hablan de Él con gran amor, respeto y celebración.
Cada aspecto de la vida del creyente se hace exitoso o no de acuerdo a nuestra relación con el Espíritu Santo. Algunos cometen el error de hablar del Espíritu Santo como una “cosa”.
Trágicamente, para muchos Él no es una persona a quien se pueda conocer y con quien se pueda interactuar. Tal error es costoso. Es como morir de hambre mientras se está de pie junto a un refrigerador lleno de comida.
La respuesta a todo en la vida realmente tiene que ver con nuestro deseo y voluntad de escuchar y ser revestidos de poder por Él.
El Espíritu Santo es el poder de Dios en ti.Trátalo como el gran tesoro que es y nunca olvidemos que sin el somos simples vasijas, pero con El somos tesoros eternos.
No Comments