¿EXISTE LA SANTIDAD?



“Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad” (Juan 17:19).

Hay palabras en el lenguaje actual que han sido casi totalmente delegadas al cajón de la reliquias, y una de ellas es la palabra “Santidad”.

Sin embargo la palabra santidad, resuena tan fuerte que es incómoda para muchos. Para las nuevas generaciones es un término peyorativo que desecha aquellos que no quieren seguir la “onda del mundo”.

Sin embargo si en verdad queremos dar cumplimiento al propósito de Dios para nuestra vida, tiene que haber pureza en nuestro corazón, y vivir conforme a nuestra nueva naturaleza de justicia y verdadera santidad en Cristo.

Recordemos que somos vasos de Dios, que hemos sido purificados para tener comunión con Él por el Espíritu Santo. No podemos poner esa comunión en peligro a causa de una mala actitud o un estilo de vida mundano.

No te enredes con los afanes del mundo, recuerda que Jesús te eligió y fuiste separado del mundo; pero es preciso que el mundo salga de tu interior, a través de la santificación de la mente y el espíritu.

Esto sucede conforme vives mas y más en intimidad con el Espíritu Santo que te lleva a comprender y experimentar el amor del Padre, de manera que la santidad no se convierte en una meta que alcanzar sino una consecuencia del amor del Padre que actúa en tu vida.








Esau hermano de Jacob no valoró la bendición de  su primogenitura y la cambio por un plato de lentejas. Nunca los



2 Corintios 13:5 dice:
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe;
probaos a vosotros mismos.” Usa una y otra vez
la Palabra para examinarte. 2 Timoteo 2:21 dice:
“Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y
dispuesto para toda buena obra.”
¿Deseas seguir experimentando la acción
sobrenatural del Espíritu en tu vida? Entonces,
permanece en pureza de Espíritu; no vivas una vida
errónea. No te enredes con los afanes del mundo,
pues la Biblia dice: “No te enredes en los asuntos de
esta vida, porque ello no agradaría al que te tomó
por soldado” (2 Timoteo 2:4 NBV).
A través del Evangelio, fuiste separado del mundo;
pero es preciso que el mundo salga de tu interior, a
través de la santificación de la mente y el espíritu. Esto
sucede conforme te sometes a la autoridad y al señorío
de la Palabra de Dios, y te sujetas a la dirección del
Espíritu Santo en tu vida. ¡Aleluya!


En Josué 3:5, leemos algo llamativo que Josué le dijo al pueblo de Israel: “Santifiquense, porque Dios hará mañana maravillas entre ustedes.” Josué comprendió el poder de la santificación; es decir, el
poder de apartarse deliberadamente de lo malo. Es el poder de purificar la mente y la vida por entero.

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