LA GRAN RECOMPENSA DEL ORDEN Y LA HUMILDAD

“Porque aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados.” Mateo 23:12

Una cualidad de las personas que son verdaderamente grandes es su humildad.

Estén donde estén, respetan a la autoridad, honran los principios y la jerarquía de las organizaciones, y guardan el debido orden. Por ejemplo cuando Jesús alimentó a una multitud de cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. Así les dijo a los discípulos: “Pues había alrededor de cinco mil hombres allí. Jesús les respondió:—Díganles que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno. Entonces todos se sentaron.” (Lucas 9:14-15).

La instrucción fue bien sencilla: que se sentaran en grupos; a lo cual respondieron. Ignorar tal instrucción habría sido actuar desordenadamente; lo cual es frecuentemente fruto de la soberbia. No te “levantes”, cuando la instrucción es “permanecer sentados.” Cálmate y actúa con orden.

1 Pedro 5:5-6 dice así: “..y todos vístanse con humildad en su trato los unos con los otros, porque «Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes»”. Así que humíllense ante el gran poder de Dios y, a su debido tiempo, él los levantará con honor.

Las personas soberbias, aunque persiguen su promoción, progreso y avance, no lo consiguen; porque Dios les resiste. Pero a los humildes les concede mayor gracia. Nunca
respondas con desprecio a las personas que te comunican instrucciones.

La humildad es el catalizador para el progreso, la grandeza, y la aceleración en la senda de la vida. La humildad es la clave para dar grandes pasos y experimentar gran honor en la vida.

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