HAY UN TESORO EN TI
“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” (2 Corintios 4:7).
Hay un tesoro en ti: llevas dentro de ti la esencia divina. No eres ordinari@. Debes comprender esto, pues la Biblia dice: “Para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en ustedes por Cristo Jesús” (Filemón 1:6).
Tu eres portador de la divinidad: eres templo de la presencia divina de Dios. Y, en consecuencia, de tu persona emana la excelencia de su poder, haciendo que todo aquello en lo que te encomiendas prospere.
¡Gloria a Dios! La Biblia dice que el misterio del cristianismo y su gran gloria es Cristo en ti (Colosenses 1:27).
Tu vida no está vacía. Hay un tesoro en ti: un tesoro de poder, amor, luz y perfección divina. Tu cuerpo es terrenal, pero en tu espíritu está la gloria de Dios; y esa gloria inunda y perfecciona todo en tu cuerpo físico.
Afirma siempre que, a través de tu persona, la luz de Dios, su gloria, su poder y su gracia se ponen de manifiesto en tu entorno. Haz estas proclamaciones frecuentemente, pues la eficacia de la Palabra de Dios en tu vida depende de tu respuesta a ella.
Con relación a lo que leemos el versículo de inicio, afirma confiadamente : “Sí, yo soy un vaso del poder de Dios; yo soy un vaso de bendiciones y tesoros divinos”. ¡Aleluya!
Hay un tesoro en ti: llevas dentro de ti la esencia divina. No eres ordinari@. Debes comprender esto, pues la Biblia dice: “Para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en ustedes por Cristo Jesús” (Filemón 1:6).
Tu eres portador de la divinidad: eres templo de la presencia divina de Dios. Y, en consecuencia, de tu persona emana la excelencia de su poder, haciendo que todo aquello en lo que te encomiendas prospere.
¡Gloria a Dios! La Biblia dice que el misterio del cristianismo y su gran gloria es Cristo en ti (Colosenses 1:27).
Tu vida no está vacía. Hay un tesoro en ti: un tesoro de poder, amor, luz y perfección divina. Tu cuerpo es terrenal, pero en tu espíritu está la gloria de Dios; y esa gloria inunda y perfecciona todo en tu cuerpo físico.
Afirma siempre que, a través de tu persona, la luz de Dios, su gloria, su poder y su gracia se ponen de manifiesto en tu entorno. Haz estas proclamaciones frecuentemente, pues la eficacia de la Palabra de Dios en tu vida depende de tu respuesta a ella.
Con relación a lo que leemos el versículo de inicio, afirma confiadamente : “Sí, yo soy un vaso del poder de Dios; yo soy un vaso de bendiciones y tesoros divinos”. ¡Aleluya!
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