MI MEJOR INVERSIÓN:¨LA FAMILIA¨
“Luego Dios los bendijo (al hombre y mujer) con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».” (Génesis 1:28)
La familia establecida en el orden de Dios tiene gran poder, por ser heredera de la bendición de Dios para tener autoridad sobre toda su creación, tiene la capacidad de ser reproductora no solo de vida sino del carácter de Cristo en cada uno de sus miembros.
El enemigo conoce el poder que hay en la familia y ha puesto especial empeño en desintegrarla, minimizando a la cabeza que es el esposo, levantando matriarcados y cambiando el orden donde la sociedad apruebe y legalice uniones de parejas del mismo sexo.
La mejor forma de preservar este tesoro llamado familia es promoviendo la sana convivencia entre sus miembros, honrándose los unos a los otros comenzando con los padres.
Restablezcamos el orden de Dios en la familia; el hombre amando a su esposa como así mismo, la mujer respetando al hombre, los hijos honrando a los padres y los padres no airando a los hijos (Efesios 5:21-33, 6:1-4)
Amemos a nuestra familia, invirtamos tiempo en ella, oremos siempre por cada uno de sus miembros y restauremos nuestros tiempos de sana convivencia porque una familia fuerte es una familia bendecida que jamás será vencida y cada uno de sus miembros dejara un gran legado.
La familia establecida en el orden de Dios tiene gran poder, por ser heredera de la bendición de Dios para tener autoridad sobre toda su creación, tiene la capacidad de ser reproductora no solo de vida sino del carácter de Cristo en cada uno de sus miembros.
El enemigo conoce el poder que hay en la familia y ha puesto especial empeño en desintegrarla, minimizando a la cabeza que es el esposo, levantando matriarcados y cambiando el orden donde la sociedad apruebe y legalice uniones de parejas del mismo sexo.
La mejor forma de preservar este tesoro llamado familia es promoviendo la sana convivencia entre sus miembros, honrándose los unos a los otros comenzando con los padres.
Restablezcamos el orden de Dios en la familia; el hombre amando a su esposa como así mismo, la mujer respetando al hombre, los hijos honrando a los padres y los padres no airando a los hijos (Efesios 5:21-33, 6:1-4)
Amemos a nuestra familia, invirtamos tiempo en ella, oremos siempre por cada uno de sus miembros y restauremos nuestros tiempos de sana convivencia porque una familia fuerte es una familia bendecida que jamás será vencida y cada uno de sus miembros dejara un gran legado.
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