NO LO INTENTES EN TUS FUERZAS

“Y yo rogaré al Padre y les dará otro Consolador para que esté con ustedes para siempre.” ‭‭(Juan‬ ‭14:16‬)

El Espíritu Santo es el don de Dios para nuestras vidas. Él es la más grande bendición que tenemos como cristianos. Él es Dios en nosotros.

Como cristianos, le necesitamos para vivir victoriosamente en Cristo. Esa es la razón por la que Jesús dijo: “Y yo rogaré al Padre, y les dará otro Consolador...” (Juan 14:16).

El Espíritu Santo ha venido a ayudarte a vivir la vida cristiana, pues ninguna persona ordinaria puede vivir la vida cristiana. Además, necesitas al Espíritu Santo para tener entendimiento de la Palabra de Dios, para despertar a la realidad de la paternidad de Dios; y, entre otras muchas cosas, para ayudarte a aceptar la realidad de que Jesucristo es el Hijo de Dios: Dios que fue hecho carne.

Cuando Jesús les preguntó a sus discípulos, “¿Quién dicen los hombres que soy yo?” (Mateo 16:13); Pedro, por revelación del Espíritu Santo, respondió correctamente diciendo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. La respuesta del Maestro a Pedro fue: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:17).

Pedro no estaba intentando acertar con la respuesta; pues el conocimiento de quién es Jesús le había sido impartido por el Espíritu Santo. Jesús dijo en Juan 16:13: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad...”.

Piensa en el Espíritu Santo como aquél que concede revelación de los secretos, misterios y realidades del Reino de Dios a nuestros espíritus. El Espíritu Santo le comunica de manera tangible a nuestro espíritu las realidades celestiales.

Él es quien nos ayuda a comunicarles a las personas el entendimiento del mensaje de salvación que llevamos. Si no fuera por Él, esas personas jamás podrían comprender el mensaje del evangelio que les predicamos. Nosotros pronunciamos palabras en el exterior; pero el Espíritu Santo les confirma ese mensaje y les concede entendimiento en el interior.

No intentes servir por tus propias fuerzas; apóyate y depende del Espíritu Santo, y jamás te verás confundido. Él facilita tu trabajo, y te lleva en triunfo a diario. Confíale tu vida, y Él se manifestará en y a través de ti.

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