MI COMPAÑERO EL ESPÍRITU SANTO

“Mientras Pedro estaba todavía hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban el mensaje.” (Hechos‬ ‭10:44‬)‭

Qué te parece lo que leemos en Hechos 10:44? Cuando Pedro aún hablaba, el Espíritu Santo intervino, y cayó sobre todos los que le oían.

No esperó a que Pedro terminara de hablar. Esto nos muestra que nunca estamos solos; y que podemos estar seguros de que Él cumple su parte, cuando nosotros cumplimos la nuestra.

En Marcos 16:20, tras la ascensión del Maestro, la Biblia dice que los discípulos “...saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían”. Observa que Él estaba con ellos, no como un mero observador, sino actuando; confirmando la palabra con señales, prodigios y milagros.

Cada vez que compartas del Evangelio recuerda que la presencia y el poder de Dios se manifiestan a través de cada palabra que sale de tu boca. Da lo mismo que estés compartiendo en la calle, en una oficina o en un centro comercial; puedes estar seguro de que el Espíritu Santo está actuando en y a través de ti.

Así pues, comparteles a todos con valentía. Háblales de Jesucristo. Predica que Él vino al mundo a salvar a los pecadores, y hacerles hijos de Dios. Decídete a que, quienes están a tu alrededor y no han recibido la salvación, sepan que Dios no les tiene en cuenta sus pecados; y que, más bien, ha consumado la remisión de sus pecados.

Recuerda que cuando seamos llamados as Su presencia daremos cuentas a Dios por dos cosas; por ser buenos administradores de lo que nos dio incluyendo dones, talentos, familia, y recursos.Y en  segundo lugar a cuantos le compartiste del evangelio.

El ministerio del Evangelio que te ha sido encomendado es un ministerio divino, que solo se puede llevar a cabo por el poder del Espíritu. No importa el esfuerzo que puedas invertir; sin Él, todo es en vano.

Esto significa que, sin el auxilio del Espíritu Santo, no puedes hacer nada que tenga valor eterno. En Juan 15:5, Jesús resaltó esto diciendo: “porque separados de mí nada podran hacer”.

Así pues, no vivas tu vida,  por tus propias fuerzas; hazlo por el Espíritu. Habla con Él. Si tienes dificultades, trátalo con Él; y te concederá la sabiduría que necesitas para salir adelante.

Desarrolla diariamente una relación con el Espíritu Santo, confía en Él, y no habrá nada que no puedas hacer. Su poder intervendrá en tu vida de una manera grandiosa.

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