PALABRAS QUE EDIFICAN
“Pero yo les digo que en el día del juicio los hombres darán cuenta de toda palabra ociosa que hablen. Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado.” Mateo 12:36-37
Probablemente el más grande don que se la ha dado a los seres humanos es el don de la palabra. ¡Bienaventurado el hombre que ha descubierto esta importante realidad!
El mundo entero fue formado con palabras. Toda la creación es el resultado de palabras. Todas las bendiciones de Dios se comunican por medio de palabras. Cuando Dios le concedió al hombre el don de la palabra, le estaba concediendo el don más grande de todos; pues esto es lo que nos hace conforme a la semejanza de Dios.
Dios crea con palabras. Cuando la tierra era una masa caótica, y las tinieblas cubrían la faz de la tierra, Dios no alistó un ejército de ángeles para llevar a cabo un gigantesco proyecto de reconstrucción. Todo lo que hizo fue pronunciar palabras; y así la creación se hizo realidad, tal como leemos en Génesis 1.
Y puesto que Dios nos ha creado a su imagen (apariencia) y conforme a su semejanza (modo de actuar), también nosotros, igual que Él, creamos con palabras.
El Reino de Dios, al que pertenecemos, es un Reino de palabras. Aquí vivimos y reinamos con palabras. Se trata de lo que declaras. Si hablas correctamente, tu vida irá en la dirección correcta y tu fruto será abundante.
Proverbios 15:4 dice: “La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.” Proverbios 18:21: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”. El Señor Jesús ilustra esto en Marcos 11:23: “...lo que diga le será hecho”.
Recuerda, en el libro del Génesis, se hace referencia a la “voz” de Dios, que se paseaba en el huerto al aire del día (Génesis 3:8). La voz no es nada sin las palabras. Cuando comprendes esto, dejas de hablar palabras vacías e inoperativas.
Pronuncia solamente palabras de bendición y de vida, que edificarán y fortalecerán a los demás; palabras que inspirarán fe, esperanza y amor en los demás.
Probablemente el más grande don que se la ha dado a los seres humanos es el don de la palabra. ¡Bienaventurado el hombre que ha descubierto esta importante realidad!
El mundo entero fue formado con palabras. Toda la creación es el resultado de palabras. Todas las bendiciones de Dios se comunican por medio de palabras. Cuando Dios le concedió al hombre el don de la palabra, le estaba concediendo el don más grande de todos; pues esto es lo que nos hace conforme a la semejanza de Dios.
Dios crea con palabras. Cuando la tierra era una masa caótica, y las tinieblas cubrían la faz de la tierra, Dios no alistó un ejército de ángeles para llevar a cabo un gigantesco proyecto de reconstrucción. Todo lo que hizo fue pronunciar palabras; y así la creación se hizo realidad, tal como leemos en Génesis 1.
Y puesto que Dios nos ha creado a su imagen (apariencia) y conforme a su semejanza (modo de actuar), también nosotros, igual que Él, creamos con palabras.
El Reino de Dios, al que pertenecemos, es un Reino de palabras. Aquí vivimos y reinamos con palabras. Se trata de lo que declaras. Si hablas correctamente, tu vida irá en la dirección correcta y tu fruto será abundante.
Proverbios 15:4 dice: “La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.” Proverbios 18:21: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”. El Señor Jesús ilustra esto en Marcos 11:23: “...lo que diga le será hecho”.
Recuerda, en el libro del Génesis, se hace referencia a la “voz” de Dios, que se paseaba en el huerto al aire del día (Génesis 3:8). La voz no es nada sin las palabras. Cuando comprendes esto, dejas de hablar palabras vacías e inoperativas.
Pronuncia solamente palabras de bendición y de vida, que edificarán y fortalecerán a los demás; palabras que inspirarán fe, esperanza y amor en los demás.
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