¿QUÉ CAMINO TOMAR?
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos De Dios” (Romanos 8:14).
El Espíritu Santo nos guía por medio de la Palabra. Cualquier consejo que puedas recibir que sea contrario a la Palabra de Dios, no es del Espíritu Santo.
Hay personas que pueden orar a propósito de algo; y cuando, a continuación, se suscita una idea en su mente, concluyen: “Esto es lo que Dios quiere que haga”. Si les preguntas porqué creen que es Dios el que les ha dicho eso, responderán: “Pues porque acabo de orar sobre ello.” ¡Que hayas orado no es suficiente motivo!
¿Qué te ha dicho el Señor después de orar? ¿Acaso te ha dicho que hagas lo primero que se suscite tu mente? ¿Esa idea que se ha suscitado es coherente con la Palabra de Dios? ¿Es coherente con la perfecta voluntad de Dios para tu vida? La Palabra de Dios es la expresión de la voluntad de Dios.
Someterse al Espíritu significa someterse a su autoridad, supremacía y dirección. Por eso es absolutamente indispensable que conozcas la Palabra por ti mismo. Es importante que tengas un conocimiento preciso de la Palabra.
Cuando desees dirección de parte de Dios, no te apresures. Sé paciente hasta que escuches su voz – sus palabras – en tu espíritu. ¡Entonces puedes hacer eso que has recibido de Él!
La Palabra de Dios te concede luz y dirección, y te proporciona la solución a todos los problemas. Sean cuales sean las dificultades, adversidades y desafíos, confía en la Palabra.
Encomiéndate a la Palabra. Deja que la Palabra more abundantemente en ti, hasta el punto de que todo lo que pienses, hables y vivas sea la Palabra. Recuerda que la propia Palabra nos manda: “ Confía en el SEÑOR con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.” Proverbios 3:5-6
El Espíritu Santo nos guía por medio de la Palabra. Cualquier consejo que puedas recibir que sea contrario a la Palabra de Dios, no es del Espíritu Santo.
Hay personas que pueden orar a propósito de algo; y cuando, a continuación, se suscita una idea en su mente, concluyen: “Esto es lo que Dios quiere que haga”. Si les preguntas porqué creen que es Dios el que les ha dicho eso, responderán: “Pues porque acabo de orar sobre ello.” ¡Que hayas orado no es suficiente motivo!
¿Qué te ha dicho el Señor después de orar? ¿Acaso te ha dicho que hagas lo primero que se suscite tu mente? ¿Esa idea que se ha suscitado es coherente con la Palabra de Dios? ¿Es coherente con la perfecta voluntad de Dios para tu vida? La Palabra de Dios es la expresión de la voluntad de Dios.
Someterse al Espíritu significa someterse a su autoridad, supremacía y dirección. Por eso es absolutamente indispensable que conozcas la Palabra por ti mismo. Es importante que tengas un conocimiento preciso de la Palabra.
Cuando desees dirección de parte de Dios, no te apresures. Sé paciente hasta que escuches su voz – sus palabras – en tu espíritu. ¡Entonces puedes hacer eso que has recibido de Él!
La Palabra de Dios te concede luz y dirección, y te proporciona la solución a todos los problemas. Sean cuales sean las dificultades, adversidades y desafíos, confía en la Palabra.
Encomiéndate a la Palabra. Deja que la Palabra more abundantemente en ti, hasta el punto de que todo lo que pienses, hables y vivas sea la Palabra. Recuerda que la propia Palabra nos manda: “ Confía en el SEÑOR con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.” Proverbios 3:5-6
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