SALUD DIVINA

“No dirá el morador: Estoy enfermo” (Isaías 33:24).

Además de traer salvación a la tierra, Cristo vino a darnos un modelo de hombre que nos mostrase como relacionarnos con nuestro Padre celestial y también mostrarnos como debiera ser nuestra nueva naturaleza.

Cristo nunca enfermó al contrario él llevaba sanidad. En un plano espiritual elemental, las personas enferman y se recobran; en un ciclo que sigue y sigue, aunque con la creencia de que Dios proporciona sanidad.

En un nivel más avanzado, las personas declaran “¡yo tengo salud divina!” La fe establece la salud divina. Esa persona siente síntomas de enfermedad en su cuerpo, pero no se inquieta, sino que declara: “¡En el Nombre de Jesús, le ordeno a este dolor o enfermedad que cese!”; y así sucede.

Pero aún hay un nivel superior, en el cual las personas no enferman en absoluto; ni reconocen siquiera las enfermedades. Estamos en Cristo, donde las enfermedades son ilegales y extrañas. Si alguna vez sientes síntomas de una enfermedad en tu cuerpo. Échala fuera en el Nombre de Jesús. Anda en salud divina; niégate a enfermar.

Esa persona siente síntomas de enfermedad en su cuerpo, pero no se inquieta, sino que declara: “¡En el Nombre de Jesús, le ordeno a este dolor que cese!”; y así sucede. Pero aún hay un nivel superior, en el cual las personas no enferman en absoluto.

En Mateo 17:20 Jesús les dijo a sus discípulos;  “....Porque de cierto les digo que si tienen fe como un grano de mostaza, dirían a este monte: “Pásate de aquí, allá”; y se pasará. Nada les será imposible.” ‭

En nosotros esta  creer lo que Jesús nos heredó cuando expresó ¡consumado es! en la cruz. No dudes, porque asi es tu nueva naturaleza.

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