HIJOS DEL PACTO
»Ustedes son los hijos de los profetas y del pacto que Dios concertó con sus padres, diciendo a Abraham: En tu descendencia serán benditas todas las familias de la tierra. (Hechos 3:25).
Cuando decides hacer a Jesús Señor de tu vida, eres revestido de Cristo. Eres hijo e hija del pacto.Eres heredero de Dios y heredero juntamente con Cristo.
Gálatas 3:26-29 dice: “Así que, todos son hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús porque todos los que fueron bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y ya que son de Cristo, ciertamente son descendencia de Abraham, herederos conforme a la promesa.”
En una relación matrimonial, por ejemplo, la pareja firma un acuerdo nupcial; que es un pacto. No obstante, ese pacto no involucra a los hijos. Los hijos de ese matrimonio son el producto o el fruto de ese pacto.
Lee de nuevo el versículo de inicio; está bien claro: somos hijos del pacto que Dios hizo con Abraham y con los patriarcas.
Nuestra relación con Dios es la de un padre con sus hijos. ¡Qué realidad tan preciosa! ¡Qué maravilloso es saber que somos herederos de Dios, y herederos juntamente con Cristo! ¡Somos hijos del pacto!. Ahora vivimos con excelencia divina.
Cuando decides hacer a Jesús Señor de tu vida, eres revestido de Cristo. Eres hijo e hija del pacto.Eres heredero de Dios y heredero juntamente con Cristo.
Gálatas 3:26-29 dice: “Así que, todos son hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús porque todos los que fueron bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y ya que son de Cristo, ciertamente son descendencia de Abraham, herederos conforme a la promesa.”
En una relación matrimonial, por ejemplo, la pareja firma un acuerdo nupcial; que es un pacto. No obstante, ese pacto no involucra a los hijos. Los hijos de ese matrimonio son el producto o el fruto de ese pacto.
Lee de nuevo el versículo de inicio; está bien claro: somos hijos del pacto que Dios hizo con Abraham y con los patriarcas.
Nuestra relación con Dios es la de un padre con sus hijos. ¡Qué realidad tan preciosa! ¡Qué maravilloso es saber que somos herederos de Dios, y herederos juntamente con Cristo! ¡Somos hijos del pacto!. Ahora vivimos con excelencia divina.
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