NUNCA ESTARÁS SÓLO
“…porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5)
Como hijo de Dios, nunca estás solo; y nunca podrás estarlo, porque el Espíritu Santo mora en ti. Él vive en ti, y está siempre contigo. Parte de su ministerio en tu vida es el de tener comunión contigo, fortaleciendo tu fe, y estimulándote para que hagas la voluntad de Dios y cumplimiento a su llamamiento en tu vida.
Debes avivar la obra y el ministerio del Espíritu Santo en tu vida, apreciando conscientemente su presencia y su vida en ti. Cuando vayas a evangelizar y a testificar sobre Cristo, sé bien consciente de que Él está contigo.
Cuando prediques o compartas la Palabra de Dios con otras personas, eres tú el que interviene en el exterior, pero es Él el que interviene desde tu interior, y confirma la Palabra en sus corazones.
Él ministra juntamente contigo. Él es tu ayudador. Reconoce siempre su presencia y su misterio en ti igual que hizo Jesús. Jesús dijo: “el Padre que mora en mí, él hace las obras” (Juan 14:10). Jesús reconoció al Espíritu Santo como el Padre que moraba en Él, y que hacía las obras en y a través de Él.
El Espíritu Santo es el Padre que mora en ti. Él es tu Guía y tu Guardián. El Espíritu Santo es el Padre que mora en ti. Él es tu Guía y tu Guardián. Confíale tu vida. Él es el mejor amigo y Ayudador que jamás puedas tener. Si estás enfrentado a dificultades ahora mismo, ya sea en tu economía, salud, estudios, matrimonio, negocios o profesión; no te inquietes tu vida. Él es el mejor amigo y Ayudador que jamás puedas tener. Si estás enfrentado a dificultades ahora mismo, ya sea en tu economía, salud, estudios, matrimonio, negocios o profesión; no te inquietes.
Confía en el Espíritu Santo. Pon tu atención y tu mirada en Él. El Espíritu Santo nunca falla. Lee de nuevo en voz alta las preciosas y consoladoras palabras de la escritura de inicio: “… porque él dijo: No me desamparará, ni me dejará.”
Como hijo de Dios, nunca estás solo; y nunca podrás estarlo, porque el Espíritu Santo mora en ti. Él vive en ti, y está siempre contigo. Parte de su ministerio en tu vida es el de tener comunión contigo, fortaleciendo tu fe, y estimulándote para que hagas la voluntad de Dios y cumplimiento a su llamamiento en tu vida.
Debes avivar la obra y el ministerio del Espíritu Santo en tu vida, apreciando conscientemente su presencia y su vida en ti. Cuando vayas a evangelizar y a testificar sobre Cristo, sé bien consciente de que Él está contigo.
Cuando prediques o compartas la Palabra de Dios con otras personas, eres tú el que interviene en el exterior, pero es Él el que interviene desde tu interior, y confirma la Palabra en sus corazones.
Él ministra juntamente contigo. Él es tu ayudador. Reconoce siempre su presencia y su misterio en ti igual que hizo Jesús. Jesús dijo: “el Padre que mora en mí, él hace las obras” (Juan 14:10). Jesús reconoció al Espíritu Santo como el Padre que moraba en Él, y que hacía las obras en y a través de Él.
El Espíritu Santo es el Padre que mora en ti. Él es tu Guía y tu Guardián. El Espíritu Santo es el Padre que mora en ti. Él es tu Guía y tu Guardián. Confíale tu vida. Él es el mejor amigo y Ayudador que jamás puedas tener. Si estás enfrentado a dificultades ahora mismo, ya sea en tu economía, salud, estudios, matrimonio, negocios o profesión; no te inquietes tu vida. Él es el mejor amigo y Ayudador que jamás puedas tener. Si estás enfrentado a dificultades ahora mismo, ya sea en tu economía, salud, estudios, matrimonio, negocios o profesión; no te inquietes.
Confía en el Espíritu Santo. Pon tu atención y tu mirada en Él. El Espíritu Santo nunca falla. Lee de nuevo en voz alta las preciosas y consoladoras palabras de la escritura de inicio: “… porque él dijo: No me desamparará, ni me dejará.”
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